Graciela Hernández. Foto: gentileza investigadora.
Analizan el lugar de las mujeres en las sociedades originarias de la región pampeano-patagónica
Científicas del CONICET estudian pasado y presente de los pueblos originarios desde perspectivas de género.
La colonización europea en América homogeneizó a las personas que habitaban este continente denominándolos “indios” desde el norte al sur y desde el este al oeste, sin tener en cuenta ninguna particularidad.
En esta idea de “indio”, las mujeres han sido prácticamente invisibles.
A partir de esta mirada, una investigación desarrollada por historiadoras y antropólogas del CONICET busca hacer audibles las voces de las mujeres originarias de la Pampa y la Patagonia argentina desde perspectivas feministas.
“Desde mediados de la década de 1990 vimos cómo se iba configurando en nuestro país un espacio de estudio e investigación, y eventualmente de militancia, alrededor de la temática de los pueblos originarios, los procesos de hibridación cultural y el género”, contextualiza Graciela Hernández, historiadora e investigadora de CONICET en el Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur (UNS).
Hernández trabaja en el tema hace más de dos décadas y dirige un equipo que ha desarrollado una línea de investigación que conjuga la historia oral con la metodología cualitativa etnográfica. Los testimonios analizados pertenecen a mujeres mapuches y a aquellas que se consideran cercanas al universo cultural mapuche.
Son migrantes de Chile, en algunos casos de Bolivia y de las provincias patagónicas, que se han asentado en Bahía Blanca.
“En el año 1995 comenzamos a realizar talleres de historia y memoria, tanto en escuelas primarias de adultos como en centros de alfabetización en distintos barrios de la ciudad.
Esos talleres fueron el punto de partida para realizar un trabajo de investigación y extensión, que vivimos como de investigación/acción, que incluyó observación participante, entrevistas, historias y relatos de vida”, describe Hernández, quien además es diplomada en Género de la Universidad de Chile.
Según explica, las voces de las mujeres originarias se convierten en testimonios, en fuentes documentales y en el principal insumo para describir procesos históricos sociales a partir del análisis de rituales que reflejan el lugar de las mujeres en las sociedades de los pueblos originarios de la región pampeano-patagónica.
A través de la participación de las mujeres, mayoritariamente mapuches, en grupos de debate, y con sus opiniones y reflexiones, el equipo ha centrado su investigación en revisar las interpretaciones de distintos rituales protagonizados por las mujeres o relacionados con ellas.
Entre los mismos se encuentran los de la primera menstruación o menarquía y los rituales de muerte, incorporando en cada caso perspectivas de género e ideas de los feminismos indígenas.
Además, los distintos trabajos científicos, desarrollados desde el Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur, abordan temas como la poligamia y los diversos significados del llamado “derecho materno”, concepto que en la teoría antropológica de las primeras décadas del siglo XX refiere a la identificación de discutidos matriarcados arcaicos.
Este aspecto se relaciona con los debates actuales acerca de si el patriarcado se presenta como una imposición colonial o si ya existían instituciones patriarcales entre los pueblos indígenas.
El entramado de la memoria con el género también permite visibilizar la importancia que estas mujeres indígenas tenían en la producción, especialmente de ganado lanar, su lugar como pastoras incluso en lugares muy alejados del entorno familiar, sus capacidades para cuidar, esquilar y hasta amansar potros, e interpela las representaciones que tiende a ubicarlas solo en ámbitos domésticos.
La metodología de investigación de quienes se dedican a la historia, y en particular a la historia oral, ubica a los y las científicas en espacios de observación, registro y análisis.
En este sentido, Hernández dice: “Nuestros trabajos de investigación nos han permitido movernos de los archivos, de las bibliotecas, espacios relativamente íntimos y cerrados, para ir al campo e interactuar en el lugar en el que se producen los hechos que se analizan, y esto ha producido en nosotras un cierto “punto de vista”, desde donde mirar y pensar, y ese lugar no es una comunidad, una aldea, un pueblo alejado del mundo urbano, son barrios de la ciudad donde vivimos, a los que seguimos volviendo y donde seguimos encontrándonos con esas mujeres originarias muchas veces silenciadas a partir de miradas con un gran peso colonial”.
19 de abril – Día del Aborigen Americano
La fecha fue instaurada en el Primer Congreso Indigenista Interamericano, que tuvo lugar en abril de 1940, en Patzcuaro, México.
Del mismo participaron organizaciones de diversos países de América y representantes de pueblos originarios que plantearon por primera vez su situación social, económica y cultural. Argentina adhirió a esta celebración en el año 1945, mediante el decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nro. 7550.
La conmemoración propone reflexionar acerca de la realidad pasada y presente de los pueblos orginarios del continente americano.
Por Pía Squarcia – CCT Bahía Blanca
CONICET